Introducción:
Así como los humanos, los perros también pueden sufrir de alergias. Algunas son estacionales, otras alimentarias, y algunas se desencadenan por contacto con sustancias del ambiente. Detectarlas a tiempo es clave para mejorar la calidad de vida de tu mascota.
Una alergia es una reacción del sistema inmunológico a una sustancia que normalmente sería inofensiva (como el polvo, el polen o ciertos alimentos). Esa reacción puede manifestarse en la piel, el aparato digestivo o las vías respiratorias.
Alergias alimentarias
Causadas por ingredientes como pollo, maíz, trigo o soja. Suelen provocar picazón, diarrea o vómitos.
Alergias ambientales (atopia)
Provocadas por polvo, ácaros, polen, moho o productos químicos. Muy comunes en primavera y verano.
Alergia por contacto
Puede darse al tocar plantas, productos de limpieza, collares o plásticos. Afecta zonas específicas del cuerpo.
Alergia a picaduras de pulgas
Una sola picadura puede generar una reacción intensa en perros sensibles (dermatitis alérgica por pulgas).
Picazón constante (se rasca o se lame en exceso).
Pérdida de pelo o enrojecimiento.
Otitis recurrente o sacudidas de cabeza.
Ojos llorosos o inflamados.
Vómitos o diarrea sin causa aparente.
Consultá al veterinario, no automediques.
Se pueden hacer pruebas para detectar alérgenos.
El tratamiento puede incluir antihistamínicos, baños medicados o cambios en la dieta.
En algunos casos se recomiendan collares isabelinos para evitar lesiones por rascado.
Las alergias no siempre se curan, pero se pueden controlar. Una detección temprana y un plan de tratamiento adecuado harán que tu perro esté más cómodo, feliz y saludable.
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