Los gatos tienen una gran capacidad para ocultar el dolor o el malestar, lo que muchas veces retrasa la detección de enfermedades. Como tutores responsables, es fundamental prestar atención a pequeñas señales que pueden pasar desapercibidas. Este consejo te ayudará a conocer los principales indicadores de salud en tu gato y qué hacer para actuar a tiempo.
1. Controlá sus hábitos diarios (comida, agua y baño)
Si tu gato deja de comer, bebe menos agua de lo habitual o cambia sus hábitos de uso de la bandeja sanitaria, puede estar manifestando un problema de salud. La constipación, diarrea, orina con sangre o fuera del arenero, son signos que nunca deben ignorarse.
2. Observá su comportamiento con atención
Los gatos enfermos suelen volverse más retraídos, se esconden o duermen más de lo normal. Si tu gato deja de jugar, ya no se sube a sus lugares favoritos o reacciona con molestia cuando lo tocás, podría estar sintiendo dolor. También es importante notar si maúlla diferente o si hay cambios en su conducta con otros animales.
3. Revisá su pelaje y piel
Un gato sano se acicala regularmente. Si el pelaje luce sucio, opaco o con zonas sin pelo, es posible que haya una afección dermatológica o un problema interno. La presencia de caspa, garrapatas o pulgas también debe tratarse cuanto antes. Si tu gato deja de acicalarse, es una señal de alerta.
4. Atendé a su higiene bucal y aliento
El mal aliento no es normal. Puede ser síntoma de infecciones en encías, sarro acumulado o enfermedades renales. Abrile suavemente la boca (si lo permite) y revisá si hay encías enrojecidas, sangrado o dientes con sarro. La salud bucal en gatos suele descuidarse, pero es clave para su bienestar general.
5. No postergues sus controles veterinarios
Aunque tu gato no salga de casa, necesita chequeos regulares. Las vacunas, la desparasitación interna y externa, y los controles anuales ayudan a detectar enfermedades silenciosas como la insuficiencia renal crónica o problemas cardíacos. Los gatos mayores de 7 años requieren aún más control.
Conclusión
Prestar atención a los pequeños cambios puede marcar la diferencia. Tu gato no puede decirte que algo anda mal, pero vos podés aprender a leer sus señales. Ante cualquier duda, no esperes: consultá con un veterinario. Una detección temprana puede ahorrarle sufrimiento… y a vos, preocupaciones.