A diferencia de los perros, los gatos suelen beber muy poca agua por naturaleza, ya que descienden de animales del desierto. Pero en ambientes domésticos, esta baja hidratación puede llevar a problemas urinarios o renales graves si no se compensa adecuadamente. Por eso, es importante fomentar el consumo de agua con estas estrategias simples:
Ofrecé fuentes de agua en distintos puntos de la casa.
Probá con fuentes tipo cascada, ya que el agua en movimiento atrae más su atención.
Incorporá alimento húmedo a su dieta diaria.
Mantené los recipientes de agua lejos del arenero y del plato de comida.
Usá recipientes de cerámica o vidrio, que no alteran el sabor como el plástico.
Consejo final: Un gato bien hidratado es un gato más sano. Observá si orina regularmente y consultá al veterinario si notás cambios.