
Entre balas, frío y bombardeos, Tom no era un soldado, pero luchó como uno. Su historia sigue emocionando más de 40 años después.
📍 Islas Malvinas — 1982 / Buenos Aires — Abril 2025
No llevaba uniforme, ni rango, ni había jurado bandera. Pero Tom, un perro mestizo y callejero, fue uno de los corazones más valientes que pisó las Islas Malvinas durante la guerra.
Era parte del Grupo de Artillería 101 del Ejército Argentino, donde se movía libremente entre soldados, buscando afecto y compartiendo silencios. Cuando el cabo primero Omar Liborio recibió la orden de movilizarse hacia las islas, Tom insistió en seguirlo, metiéndose entre las botas, ladrando bajito, como si supiera que no lo dejarían volver.
🗣️ “No lo pude dejar. Me miraba con esos ojos como diciendo: ‘si vas, voy con vos’”, recordaría años más tarde su cuidador.
Sin autorización, Tom fue escondido entre mochilas y cajas. Viajó como polizón, como lo que era: un amigo que no abandonaba.
🐾 Un compañero de batalla
En Malvinas, Tom se convirtió rápidamente en un soldado más. Su oído agudo detectaba la llegada de aviones enemigos mucho antes que los radares. Con sus ladridos, alertaba a la tropa y les daba segundos vitales para refugiarse. Pero su rol no fue solo táctico: acompañaba guardias, compartía mate, y lamía las lágrimas en las noches más duras.
🧑✈️ “No sabés lo que significaba para nosotros. Era como un hermano menor. Nos recordaba que todavía había algo puro en medio de tanta muerte”, contó uno de los combatientes sobrevivientes.
💥 El final
Durante uno de los bombardeos británicos, Tom no corrió. Estaba cerca de los soldados cuando una explosión lo alcanzó. Murió como había vivido: junto a sus compañeros, con valentía y sin miedo.
No hay placas oficiales con su nombre en los registros militares, pero su memoria vive en cada historia contada, en cada lágrima que vuelve cuando alguien pregunta por “el perro de Malvinas”.
🕊️ Homenaje
En 2014, en la localidad de Ascensión, Buenos Aires, se inauguró un monumento en su honor. Una escultura lo representa sentado, con la mirada en alto, un casco a sus patas y una cruz a un costado, como si aún estuviera de guardia.
📣 Desde Más Mascotas
En Más Mascotas creemos que la historia de Tom no es solo una anécdota de guerra. Es un recordatorio de la entrega incondicional que los animales tienen por nosotros, incluso en el infierno de una guerra.
Tom no eligió combatir. Eligió acompañar, proteger, y estar. Al igual que muchos soldados que no eligieron esta guerra.