
Autenticidad, ternura y millones de seguidores. Las mascotas dejaron de ser solo compañeras para convertirse en verdaderas estrellas del mundo digital.
En un universo saturado de influencers humanos, los animales están marcando tendencia. Gatos, perros, conejos, loros y hasta erizos se han ganado un lugar privilegiado en las redes sociales como petfluencers: figuras peludas que generan contenido, colaboran con marcas y, sobre todo, despiertan ternura y admiración en todo el mundo.
¿Por qué funcionan tan bien?
Según un estudio de la Universidad de Strathclyde (Escocia), las mascotas inspiran más confianza que los humanos en las redes sociales. Su naturalidad, sus expresiones espontáneas y la falta de egos las hacen irresistibles para el público.
Además, en un contexto donde los usuarios buscan cada vez más contenido positivo y relajante, los videos de mascotas ofrecen una dosis de alegría diaria sin discursos agresivos ni posturas extremas.
Estrellas con patas
Entre los ejemplos más conocidos está Nala, una gata siamesa que acumula más de 4,5 millones de seguidores en Instagram. Le siguen Doug the Pug, un carlino con agenda de celebridad, y Juniper the Fox, una zorra domesticada que enseña sobre convivencia y naturaleza.
Pero también surgen nuevas estrellas desde refugios, hogares comunes o emprendimientos locales. En Argentina, cada vez más cuentas de petfluencers se abren paso con contenidos de calidad, mostrando desde rutinas diarias hasta outfits y recetas caseras para mascotas.
Un mundo de oportunidades (y responsabilidades)
Muchas marcas han descubierto en estos embajadores peludos un canal directo con un público fiel. Desde alimentos balanceados hasta hoteles pet friendly, los petfluencers ya forman parte de campañas publicitarias, eventos y lanzamientos.
Pero más allá del glamour, el fenómeno también puede usarse para promover la adopción responsable, el bienestar animal y la educación sobre tenencia responsable. De hecho, varias cuentas populares colaboran con refugios o campañas solidarias.
En MásMascotas celebramos este fenómeno, siempre y cuando se priorice el respeto por los animales y su bienestar esté por encima del algoritmo. Porque al final del día, más likes no valen nada si no hay amor del bueno detrás de cada publicación. 🐾💛